La comunidad de la isla de Pemba, en el archipiélago de Zanzíbar, Tanzania, se encuentra de luto tras el fallecimiento de ocho niños y un adulto debido a la ingesta de carne de tortuga marina, un platillo considerado tradicionalmente como una delicia local.
Este trágico evento pone de manifiesto los peligros de chelonitoxismo, una forma de intoxicación alimentaria sin tratamiento conocido, causada por toxinas presentes en la carne de ciertas tortugas marinas. A pesar de ser una práctica con profundos lazos culturales, este incidente subraya la necesidad crítica de revisar y modificar las costumbres alimentarias que representan un riesgo significativo para la salud pública.
Todos los menores tenían menos de diez años, y la mujer era madre de uno de los niños, de acuerdo a la información aportada por el diario de noticias tanzano Mwananchi.
Este incidente no es algo puntual. Es más, ya en noviembre del 2021, se confirmó que, al menos siete personas habían fallecido, y otras 24 se intoxicaron por ingerir carne de tortuga.
Este tipo de alimentos se considera un manjar en Zanzíbar, pese a los conocidos riesgos para la salud humana. Así, cada cierto tiempo, se registran casos de quelonitoxismo, un tipo de intoxicación alimentaria provocada por la ingesta de carne de tortuga contaminada con quelonitoxinas. Estas no derivan en problemas para el animal, pero sí afectan a las personas, y queda por saber si podrían estar detrás de este caso.
¿Qué es el quelonitoxismo?
Se trata de una intoxicación alimentaria que puede llegar a ser grave, con una alta tasa de mortalidad. Suele estar detrás del consumo de carne de tortuga marina. Al contrario de lo que sucede con otro tipo de intoxicaciones alimentarias, el cocinado y las altas temperaturas no eliminan la toxina, que puede estar presente en cualquier parte del animal y no apreciarse a simple vista.
En un principio, las personas experimentan una sensación de quemazón en la boca y garganta, además de problemas gastrointestinales con la aparición de náuseas, vómitos, dolor abdominal y diarrea. Una manifestación clínica que, con el paso del tiempo, puede evolucionar a complicaciones neurológicas, renales y hepáticas, en forma de confusión, convulsiones, parálisis, estado de coma y, potencialmente, la muerte.